Obra: persistencia de
la memoria
Autor: salvador Dalí
Año: 1931
Medidas: 24 x 33 cm
técnica: óleo sobre
lienzo
estilo: surrealismo
museo: museo de arte
moderno de new york
Qué destaca en esta
obra?
No son los relojes si es eso lo que pensabas. Sí, ellos se
repiten mucho pero no son la clave en la composición. Son los acantilados que
se observan a la derecha del cuadro. Aquellas rocas iluminadas por el
crepúsculo, o sea lo duro, lo que perdura. Las rocas y el paisaje son los
elementos que representan lo que perdura en el tiempo. El paisaje es como una
musa. Es la fuente de inspiración de su obra.
Entonces que
significan los relojes?
Dalí pintó 3 relojes blandos y uno rígido. El rígido se
encuentra boca abajo y no deja ver el tiempo. Los blandos tenían dos horas
diferentes que daban a entender la relatividad del tiempo. Dalí decía
que el tiempo es personal.
Para Dalí, los relojes representan la memoria que en algún momento de tu vida se acaba. Si no cuidas de tu memoria y simplemente la sigues calentando con los constantes recuerdos del pasado, en algún momento se acabará…..se derritirá. En la obra de La Persistencia de la Memoria todo es fugaz y el tiempo es relativo. Todo lo que perdura es solo el paisaje así como es la obra de Dalí.
Para Dalí, los relojes representan la memoria que en algún momento de tu vida se acaba. Si no cuidas de tu memoria y simplemente la sigues calentando con los constantes recuerdos del pasado, en algún momento se acabará…..se derritirá. En la obra de La Persistencia de la Memoria todo es fugaz y el tiempo es relativo. Todo lo que perdura es solo el paisaje así como es la obra de Dalí.
Se dice que pintó este cuadro después de comer
queso camembert……
” Podéis estar seguros de que mis famosos relojes
blancos no son otra cosa que el queso camembert del espacio y el tiempo,
que es tierno, extravagante, solitario y paranoico-critico“
Salvador Dalí, La conquista de lo irracional, 1935
Los relojes en si lucen como quesos blandos. Dalí se
inspiró en las alucinaciones que tuvo después de haberse comido un queso camembert.
Como vemos, asoció este queso con los relojes y el tiempo.
Y la cara que se
observa en el centro?
Debajo de uno de los relojes derretidos se observa el perfil
de un rostro humano distorsionado. Se dice que es la cara del mismo
autor. Dalí se representa como una materia blanda evocando su propia
mortalidad.
Esta es otra imagen que ya había dibujado en su otra obra El GranMasturbador ( 1929 ).
Esta es otra imagen que ya había dibujado en su otra obra El GranMasturbador ( 1929 ).
Qué significan las
hormigas?
Las hormigas en el plato son símbolo de muerte y decadencia
de la humanidad. Como todos sabemos, las hormigas y las moscas suelen acercarse
a lo que está en putrefacción.
Estos relojes están condenados a la putrefacción por lo cual atraen a las hormigas.
Estos relojes están condenados a la putrefacción por lo cual atraen a las hormigas.
No olvidemos la composición de este cuadro…
El cuadro está dividido en dos partes no simétricas. A la derecha
es tenebrista y con un foco de luz que suavemente ilumina los
objetos. A la izquierda, por el contrario, muy iluminada con un fondo de luz
blanca e irreal.
Además, dominan las líneas horizontales del mar al fondo y de la rama seca del árbol junto a una línea vertical hecha por el mismo tronco. Esta última equilibra la composición.
Otros elementos dinámicos que se observan son las líneas diagonales como la mesa, la cabeza y las líneas curvas en los relojes y cabeza también.
Además, dominan las líneas horizontales del mar al fondo y de la rama seca del árbol junto a una línea vertical hecha por el mismo tronco. Esta última equilibra la composición.
Otros elementos dinámicos que se observan son las líneas diagonales como la mesa, la cabeza y las líneas curvas en los relojes y cabeza también.
Estamos delante de un paisaje onírico. Parece una playa al
anochecer. En primer término y en posición central, destaca una extraña figura:
una cabeza blanda con una enorme nariz, de larga y carnosa lengua que sale de
ella, pero carece de boca. Su raro cuello se pierde en la oscuridad. Reposa
dormida sobre la arena, ya que vemos cerrado su ojo, con unas enormes pestañas.
Puede muy bien ser un autorretrato estilizado del pintor.
Tiene encima un blando reloj de bolsillo. A la izquierda,
sobre lo que parece una mesa de madera rectangular, aunque incompleta,
encontramos otros dos relojes: uno más pequeño, cerrado, sobre el que se
apelotona una multitud de hormigas; el otro, enorme, blando y alabeado- con una
mosca encima y marcando casi las siete horas- , se escurre por el borde de la
mesa. De ésta nace un árbol roto, con una sola rama sin hojas sobre la que hay
un tercer reloj blando. Al fondo, iluminada fuertemente, vemos una cala
recortada por acantilados rocosos. Una piedra redondeada proyecta su sombra
sobre la arena de la playa, que está desierta. El mar se confunde casi con el
cielo cubierto de vaporosas nubes blancas.
EN LA VIDA SECRETA DE SALVADOR DALÍ, EL MISMO ARTISTA
EXPLICAEL MOMENTO DE CREACIÓN DEL CUADRO: “Era una tarde que me sentía cansado
y tenía un poco de dolor de cabeza, cosa muy rara en mí. Teníamos que ir al
cine con unos amigos y en el último momento decidí quedarme. Gala iría con
ellos y yo me quedaría en casa para ir pronto a dormir. Habíamos rematado
nuestro almuerzo con un camembert muy vigoroso y cuando hubo marchado todo el
mundo permanecí un buen rato sentado en la mesa meditando sobre los problemas
filosóficos de lo que era “super blando” en el queso que se prestaba en mi
espíritu. Me incorporé para ir a mi estudio, donde encendí la luz para dar una
última ojeada, como tengo por costumbre, a la obra que estaba pintando. Esta pintura
representaba un paisaje cercano a Portlligat donde las rocas estaban iluminadas
por un atardecer transparente y melancólico; en primer término, un olivo con
las ramas cortadas y sin hojas. Sabía que la atmósfera que había conseguido
crear con este paisaje había de servir de marco a alguna imagen sorprendente;
pero no sabía qué sería. Me disponía a apagar la luz cuando instantáneamente
“vi” la solución. Vi dos relojes blandos, uno de los cuales colgaba
lastimosamente de la rama de olivo. A pesar de que mi dolor de cabeza se había
acentuado mucho, preparé ávidamente la paleta y me puse manos a la obra. Cuando
Gala volvió del cine, dos horas más tarde, la pintura, que habría de ser una de
las más famosas, ya estaba a punto. Le hice sentar delante, con los ojos
cerrados: “A launa, a las dos, a las tres, abre los ojos!”. Yo miraba fijamente
el rostro de Gala y vi en él la contracción inconfundible de la maravilla y la sorpresa.
Eso me convenció de la eficacia de mi nueva imagen, porque Gala no se equivoca
nunca en juzgar la autenticidad de un enigma. Le pregunté: Crees que dentro de
tres años habrás olvidado esta imagen? Nadie podrá olvidarla después de verla”
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